domingo, 25 de enero de 2009

Israel y su plomo endurecido contra Palestina

Por: Iván Cruz Osorio

Hasta la fecha han muerto 768 palestinos en los ataques por tierra y aire que ha lanzado Israel en su invasión a la franja de Gaza. Las múltiples violaciones a leyes humanitarias en condición de guerra como la que denunció el Comité Internacional de la Cruz Roja, que acusó a Israel de violar “las obligaciones establecidas en leyes internacionales” para la evacuación de heridos en escenarios de guerra, en referencia a la Convención de Ginebra, la normatividad vigente desde mediados del siglo XIX para generar condiciones “humanitarias” en los conflictos armados, hacen evidente la arbitrariedad con que se lleva a cabo esta invasión. Cabe señalar que la mayoría de los muertos son civiles palestinos, así la premisa de invasión israelí de destruir el poder de fuego del movimiento de resistencia islámica Hamas es cada vez más endeble. De esta forma condenamos esta invasión que como se lee en la prensa israelí la operación Plomo Endurecido continúa favoreciendo a los políticos más radicales de la derecha de Israel, particularmente al ex primer ministro Benjamin Netanyahu, máximo líder del partido Likud. Según encuesta publicada por el periódico Israel Today, el Likud cuenta ahora con las preferencias del electorado y estaría en posibilidades de conseguir 33 bancas en el Parlamento, frente a 27 del gobernante Kadima, una escisión de Likud, al que pertenece la canciller Tzipi Livni.




A continuación tres excelentes poemas que reflejan la visión palestina sobre el conflicto con Israel, los textos son Yabra Ibrahim Yabra. Poeta palestino que nació y murió en Cisjordania (1926-1994). Las traducciones del árabe son de María Luisa Prieto.




QIBYA*



Balas
en la noche de luna llena
surcaron las colinas y los caminos.

Balas
chocaron contra los muros
y golpearon las puertas y las ventanas.

Iban dirigidas a los corazones y a las entrañas.

Balas
por detrás de las piedras,
a través de los desfiladeros,
por detrás de los sacos de arena.

Balas
se esparcen por las piedras arrayanes de sangre
y se pegan adornos de sangre en las
paredes.
Balas
y gelignita
arrojan los cuerpos a las hienas.

Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.

En vano se bañó nuestra noche con la fragancia de los naranjos.

Nuestra sangre corre por la tierra roja
y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Cerrad las puertas,
apartaos de las ventanas, ocultaos de la luna
protegeos de la noche.

Pero las puertas son de madera
y las ventanas no se construyen para evitar
el aire, la luna,
la gelignita
y los colmillos de las hienas.

El corazón es de hierro pero
para las balas, la gelignita y los colmillos
es más débil que la madera.

Los brazos de Fátima rodean el cuerpo de Hasan:
una alberca de sangre,
y del padre de Hasan no queda
más que el qunbaz hecho jirones.

Buscadlos bajo las piedras
y juntad los brazos a los cuerpos.

Sembramos el trigo pero no lo recogimos,
regamos las vides pero no bebimos el vino.

En vano se bañó nuestra noche en la fragancia de los naranjos.
Nuestra sangre fluye por la tierra roja
y sobre las piedras.

Buscad nuestras manos bajo los ejércitos de hormigas.
Balas
golpean las piedras.

Gelignita.
La noche se desgarra
entre nuestros olivos y viñas.





Del poemario Tammuz fi l madina (Adonis en la ciudad). Beirut, 1959.
___
*Qibya es un pueblo palestino de Cisjordania, cuyos habitantes fueron masacrados por tropas israelíes en la tarde del 14 de octubre de 1953. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, fue quien dirigió las tropas aquel día.






LAS MURALLAS





Debajo de las murallas hay otras murallas
que ocultan otras murallas:
Ur y Jericó, Nínive y Nimrud.
Y sobre las ruinas,
donde se han desvanecido los suspiros de los enamorados
y el crujir de dientes de los desnudos esclavos,
hay unas colinas, habitadas por hormigas y por grillos,
que reverdecen por primavera.
A ellas acude el pastor de la aldea
para entregar su torso desnudo al rocío de la mañana.
Pisa una cabeza
ante la que se doblaban millones de rodillas
y perfumaban las manos de las bellas.
¡Ay de mí!
Oculta las penas de tu corazón cantando.
Tu hijo ha descendido al valle
para recorrer las ruinas
donde las bellas, cubiertas de polvo,
pasean por las murallas
que ocultan otras murallas
y otras murallas.
Entra en los patios de las ciudades desiertas
y sólo encuentra extensos muros
perforados por vanos ciegos.
El ruinoso suelo de mármol se extiende
bajo los ecos de las voces de los cantores.
¡Ay de mí, noche!
Los cantores se han ocultado detrás de las colinas
donde viven las hormigas y los grillos,
los reyes de mármol esperan sin esperanza
y el estiércol de los asnos cubre la historia de los imperios,
el recuerdo de las conquistas
y el derramamiento de sangre.
Oculta el deseo.
Oculta tu deseo y el de todos los descendientes bajo sus pies.
La lujuria de los años ataca sus carnes
y los lanza contra los derruidos muros.
Se reúnen los hermosos labios
en copas de loza
y gotean el jugo de las arterias y la yugular
para dibujar con ellas la pasión de la noche
sobre páginas de piedra.
El águila captura el sol con su pico
y la serpiente destila la sabiduría de su veneno.
Oculta la pasión, ocúltala,
y ponte los brazaletes de oro, los brazaletes de plata,
los brazaletes de la pasión y el afecto.
Ur y Nimrud, y las prostitutas sagradas
en los templos de Babel y de Biblos
ofrecen sus cuerpos a los extranjeros
para que reverdezcan las colinas
(sobre las murallas de las ciudades)
y tiemblen las espigas de oro y las amapolas de sangre
bajo las garras del cuervo y del milano.
Los labios de las viudas y los de las vírgenes tienen sed
(oculta tu hambre, ocúltalo).
La noche se extenderá sobre las murallas
que ocultan otras murallas
y otras murallas.

Del poemario Tammuz fi l madina (Adonis en la ciudad). Beirut, 1959.



AGNUS DEI



Y de todas estas palabras, éstas que
la lengua y las venas contienen.
Todo el universo está ahí, todo el mar,
y el trueno rugiente en las noches,
todo el cielo y la primera amante
se entregan a la roca elevada,
distancia de la lejanía inmensa y prodigiosa,
proximidad del virus microscópico de este cuerpo
y la palabra extraviada por la pérdida,
mi pérdida, la de mi generación, rencorosa y gimiente,
pérdida en los territorios del desierto y las serpientes,
pérdida de miles de seres cuya voz se oye a lo lejos,
una voz en el desierto.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo:
ten piedad de nosotros,
une el acto a la palabra,
el recuerdo a la lengua,
destila las lágrimas en letras que nos protejan del sufrimiento.

Mis lobos se han acostumbrado a mí
y yo me he acostumbrado a las fieras.
En la jungla de mi vida
mi generación es una presa,
mis compañeros cebo de los animales salvajes
y nuestros corazones están pinchados en las ramas
para las rapaces.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo:
destila nuestras lágrimas en palabras,
sálvanos del exilio de la afasia,
el exilio de los desiertos: nosotros somos
los portadores del mar, del horizonte, del cielo,
los portadores de la muerte entre sueño y sueño.

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